Los católicos estamos de fiesta porque el día 1 de Noviembre se celebra la fiesta de Todos los Santos. Esa es la verdadera fiesta de estos días. Así que celebrar a los monstruos y a las brujas, celebrar mascaradas feas y horrorosas, no es una fiesta cristiana. Además el día 2 de noviembre rezamos por todos los difuntos. Es bueno y necesario que como cristianos hagamos oración por nuestros difuntos. Pero ¿por qué celebramos la fiesta de Todos los Santos? ¿quiénes son los santos?
Los santos no son personas diferentes a nosotros, en todos los tiempos ha habido santos, de diferente edad: unos niños, otros jóvenes, adultos, ancianos. Hay santas y hay santos. Unos muy inteligentes y otros muy sencillos. El día 1 de noviembre se celebra a Todos los Santos: los conocidos y los menos conocidos; todos viven para siempre con Jesús.
Unos santos han ido a lugares muy lejanos donde no se conoce a Jesucristo y enseñaron a amar a nuestro Señor, a ellos se les llaman Misioneros; algunos han muerto dando su vida por la fe, estos son los Mártires. Otros se han dedicado a cuidar a los enfermos, a los pobres, algunos fundaron colegios para que los niños se educaran y conocieran a Jesús. Otros se quedaron en sus pueblos y ciudades pero hicieron la voluntad de Dios y siempre fueron amigos de Dios, trabajando, estudiando, viviendo en sus familias y con sus vecinos poniendo el Amor de Dios en todo lo que hacían. Algunos santos son muy conocidos por todos, pero hay otros que nadie conoce, más que Dios. Otros han estado enfermos y le entregaron a Jesús todos sus sufrimientos. Así que aunque los santos no salen mucho en la televisión, ni los periódicos nos hablan de ellos, están haciendo que en el mundo brille la Gloria y el Amor de Dios.
Algunos nacieron en hogares donde no les faltaba de nada, y otros fueron muy pobres. Unos sido santos desde pequeños o desde jóvenes, y otros llevaron una vida en la que al principio no conocían a Dios, otros no lo tenían en cuenta y se portaron muy mal, pero cuando se encontraron con Jesús, pidieron perdón, se confesaron y cambiaron de vida. Todos decidieron ser felices acogiendo el Amor de Jesucristo, amando a Dios sobre todas las cosas y amando a los demás con el Amor de Dios que habían descubierto en sus vidas. Eso es ser santo, ser muy de Dios, ser niñas y niños, hombres y mujeres que se dan cuenta que la mayor suerte que podemos tener es descubrir que Dios nos ama, y que pide nuestra ayuda para que cada persona se sienta amada.
Todos, pero todos eh!, estamos llamados a ser santos. Dios quiere cristianos que seamos santos, y para eso nos dio el don de la Fe, fue su regalo cuando nos bautizaron, y todos los que estamos bautizados tenemos que ser santos, y para ello tenemos que querer ser santos. El don de la Fe es más grande que todos los super-poderes de tus héroes favoritos.
La fe cristiana no es para tener unos músculos muy fuertes, o para poder volar, o ver a través de las paredes, ni para golpear a nadie. La fe nos ayuda a creer que Dios además de existir nos ama, y nos ayuda a querer seguir a Jesucristo, el Hijo de Dios, actuar como él, hacer el bien como él, amar como él. LA FE NOS AYUDA A SER SANTOS, Y SER SANTO ES SER HERMANO Y AMIGO DE JESÚS, Y CON ÉL SER HERMANO Y SERVIDOR DE CADA PERSONA.
Los santos y santas ya están en el cielo porque vivieron muy bien el bautismo que recibieron. Se les quiere mucho porque son ejemplo para nosotros, porque viendo lo que ellos hicieron para ser amigos de Dios nosotros los podemos imitar. Además son intercesores, es decir son amigos y hermanos nuestros a quienes podemos recurrir pidiéndoles que nos ayuden en la vida cristiana. ¿Qué hay que hacer para ser santo? Para ser santos hay que:
- Confiar en Dios y dejarse amar por Él. Saber que Jesús nos acompaña siempre, y que por eso podemos ser buenos.
- Escuchar la Palabra de Dios. Conocer lo que Dios nos dice en la Biblia, estar atentos en la catequesis, y vivir lo que en ella descubrimos, para hacer lo que le agrada a Dios y es bueno para los demás: en todo amar y servir.
- Orar. Hacer oración, no sólo rezar oraciones de memoria sino poner en ellas el corazón, orar es hablar con Dios como con un amigo, hablar con Jesús, el Hijo de Dios. Hablar con la Virgen María. También es muy bueno rezarles a los santos.
- Ir a Misa, y si hemos hecho ya la Primera Comunión, procurando estar con el alma limpia para poder comulgar. La Misa, la Eucaristía, es el lugar y el momento más hermoso del mundo, es como estar en el cielo porque ahí está presente Jesucristo nos habla y se nos da en la comunión.
- La Confesión. Acercarnos al perdón que Dios siempre nos da cuando hemos pecado. Así recuperamos su amistad y volvemos a ser felices. Así lo hicieron los santos. El Papa Francisco ha hablado esta semana de la confesión, como algo muy bueno y necesario.
- Ayudar a los necesitados con la fuerza del Amor de Dios, y así les anunciamos que son personas queridas. Lo podemos hacer con palabras, con nuestro comportamiento, con nuestra compañía, siempre ayudando a los demás con amor.
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